De la idea a la Start-up (VIII): Cómo prototipar tu solución
🔍 Prototipar no es diseñar bonito. Es validar antes de construir.
Después de definir tu propuesta de valor, entender a quién te diriges y cómo vas a llegar a esa audiencia, llega el momento de convertir la idea en algo tangible. Pero ojo, tangible no significa construido. En esta fase no se trata de desarrollar, ni siquiera de diseñar el producto final, sino de simularlo lo suficiente como para aprender si tu negocio tiene sentido.
Prototipar no es pintar pantallas. Es construir la versión mínima de tu solución para comprobar si tu propuesta encaja con un problema real y un usuario concreto. Un punto intermedio entre lo imaginado y lo real que te permite validar si vas en la dirección correcta sin arruinarte en el intento.
Aquí empieza la magia de diseñar con foco de negocio, no solo con sentido estético.
1. Antes de diseñar, define qué quieres descubrir
Uno de los errores más comunes al empezar a diseñar es abrir Figma (creo que a estas alturas no hay dudas de qué software usar) demasiado pronto. La tentación de ponerle forma a la idea es grande, pero si no tienes claro qué quieres validar, estás decorando una caja vacía.
En esta fase, el objetivo del prototipo no es impresionar a nadie. Es responder preguntas clave sobre tu producto y tu modelo de negocio. Preguntas como:
¿Entienden los usuarios qué hace tu producto y por qué deberían usarlo?
¿Son capaces de usarlo sin que nadie les explique nada?
¿Perciben suficiente valor como para dejar sus datos, descargarlo o incluso pagar?
¿Tus funcionalidades tienen sentido para alguien más que tú?
Estas preguntas no se resuelven diseñando mejor, sino diseñando con intención.
¿Qué tipo de cosas puedes (y debes) validar con un prototipo?
Aquí es donde el enfoque de negocio entra de lleno. Antes de pensar en funcionalidades o pantallas, plantéate qué decisiones de negocio estás tomando sin pruebas y convierte el prototipo en una forma de testarlas.
Personalmente, creo que es más importante que te hagas las preguntas adecuadas antes que definas todas las funcionalidades que consideras que deben estar en tu solución soñada.Por ejemplo:
Propuesta de valor: ¿Lo que ofreces se entiende y tiene atractivo real?
Flujo de uso: ¿La experiencia es tan intuitiva que no necesita explicación?
Interés real: ¿El usuario muestra intención de uso o de compra?
Segmento objetivo: ¿Estás mostrando tu solución a quien realmente lo necesita?
Modelo de ingresos: ¿Se entiende lo que cuesta, o lo que obtengo a cambio?
Haz que tu prototipo te ayude a responder estas hipótesis, no a mostrar lo bonito que queda tu producto.
Ahora bien, ¿cómo saber qué preguntas debes validar tú? Piensa en ello como un embudo. Empieza por lo más crítico:
¿Qué riesgo o duda pone en jaque toda tu idea? Si el usuario no entiende la propuesta, si no confía en ti o si no encuentra útil la funcionalidad. todo lo demás da igual.
¿Qué partes de tu solución no has validado aún por otras vías? Puede que hayas hecho entrevistas y tengas claro el problema, pero aún no sabes si la gente entenderá tu propuesta cuando la vea. O si sabrá usarla.
¿Qué decisiones de negocio dependen del comportamiento real del usuario? ¿El pricing? ¿La estructura del onboarding? ¿El número de pasos hasta el objetivo? Si esas decisiones aún son suposiciones, convierte el prototipo en un test para resolverlas.
Un ejemplo de enfoque progresivo
Si estuvieras lanzando una app para monitorizar el consumo energético en el hogar, podrías plantear estas hipótesis:
Propuesta: “El usuario entenderá el beneficio principal (‘ahorrar en su factura’) en menos de 5 segundos”.
Interacción: “El usuario será capaz de simular su gasto mensual con solo 3 datos”.
Confianza: “Si muestro un cálculo estimado con un icono de fuente oficial, aumenta su intención de registro”.
Conversión: “Mostrarle el ahorro estimado genera más clics en ‘probar ahora’ que una descripción textual”.
Cada una de estas preguntas puede resolverse con un prototipo de baja o media fidelidad que simule ese momento clave, sin necesidad de tener producto, backend ni diseño perfecto.
Consejo: formula hipótesis como frases que se puedan confirmar o refutar
Evita cosas como: “Quiero ver si les gusta”. En su lugar, usa:
“El 70% de los usuarios entenderá lo que ofrece el producto sin leer más de un titular”.
Así sabrás si el prototipo está haciendo su trabajo o no.
Herramientas para empezar sin caer en el diseño bonito
FigJam o Miro para pensar en flujos y mapas de experiencia sin “diseñar”.
Notion, Excel, Word o Confluence para listar hipótesis que quieres validar antes de tocar un píxel.
UserTesting, Maze o simplemente una videollamada grabada con Loom o Teams para observar cómo alguien interactúa con tu prototipo.
Ejemplos reales
Dropbox validó su producto con un simple vídeo en 2007. Simularon cómo funcionaría su sistema de sincronización, cuando aún no lo habían ni siquiera construido. Lo importante no era que el vídeo fuera bonito, sino que los usuarios dijeran: “Eso es justo lo que necesito”.
Airbnb, por su parte, usó un Keynote para mostrar cómo sería reservar una habitación. Ni backend, ni app, ni código. Solo pantallas simuladas para entender si la gente quería eso.
2. Diseño UI: construir claridad, no solo estética
Cuando llegas a Figma, el reto no es que tu solución se vea bien. El reto es que sea clarísima.
En esta fase no estás diseñando una landing para ganar premios. Estás creando un prototipo que debe comunicar rápido, sin esfuerzo, sin confusión. Que alguien que lo vea por primera vez entienda qué hace tu producto, qué valor le aporta y cómo puede empezar a usarlo. Eso es todo. Si además queda bonito, mejor. Pero no al revés.
Empieza por la jerarquía visual
Antes de tocar un color, piensa: ¿Qué quiero que vea primero el usuario?
El orden de lectura importa. En un primer pantallazo debes responder a tres preguntas:
¿Qué es esto? (propuesta de valor)
¿Para qué me sirve? (beneficio)
¿Qué puedo hacer ahora? (acción clara)
Usa el tamaño, el espacio, los contrastes y la disposición para guiar la atención. Si todo tiene el mismo peso, nada importa.
Construye con patrones que ya conoce
No estás aquí para innovar en la navegación. Usa estructuras reconocibles: menús arriba o abajo, formularios verticales, botones bien visibles, estructura de tarjeta si hay listas. Lo que el usuario ha visto mil veces… funciona.
Y si dudas entre dos opciones de diseño, escoge siempre la más simple.
Lecturas imprescindibles:
El copy es diseño
No pongas “Lorem ipsum”. Escribe los textos como si fueran definitivos.
El título de la home, el texto del botón, el placeholder del campo, todo, todo comunica. Si no lo cuidas ahora, lo que valides no servirá de mucho.
Usa frases directas, lenguaje cercano y evita jerga técnica. Si tu app ayuda a ahorrar, no digas “optimiza el consumo energético residencial”. Di “Ahorra en tu factura de la luz”. A mi personalmente, me han funcionado muy bien siempre los imperativos.
Herramientas para prototipar
Figma: estándar del sector. Te permite diseñar y prototipar rápido, colaborar en tiempo real y compartir un link navegable con stakeholders o testers.
Penpot: alternativa open source si no quieres depender de Figma o trabajas con equipos más técnicos.
Wireframe.cc o Balsamiq: útiles para hacer bocetos en baja fidelidad si aún estás dudando flujos o contenido.
¿Alta, media o baja fidelidad?
Depende de lo que quieras validar:
Baja fidelidad (wireframes): ideal si aún estás dudando qué pantallas necesitas y cómo se conectan.
Media fidelidad (grises, sin detalles visuales): útil para validar flujos e interacciones básicas sin distracciones estéticas.
Alta fidelidad (colores, imágenes, microcopys): necesaria si quieres testear percepción, confianza o intención de compra.
No empieces por alta fidelidad salvo que ya tengas muy claro qué funciona.
3. Interacción y comportamiento: diseñar la experiencia, no solo la interfaz
Un buen diseño UI es como el mapa de una ciudad: puede estar bien señalizado, pero si el camino no está claro, la gente se pierde. Aquí entra en juego el diseño de la interacción o la experiencia de usuario (UX). La mayoría de veces verás que al diseñar un producto primero se trata esta fase antes del diseño de la interfaz, pero en esta ocasión
Un prototipo no es sólo cómo se ve, sino cómo se usa. ¿Qué pasa cuando haces clic? ¿Qué ocurre si fallas? ¿Cómo sabes que algo ha funcionado? Todo eso se define con la interacción. Y cuando se hace bien, el usuario no lo nota. Solo fluye.
Piensa en recorridos, no en pantallas
Antes de diseñar cada pantalla por separado, dibuja los flujos completos: desde que el usuario entra hasta que consigue lo que quiere (registrarse, buscar, reservar, guardar…).
Hazlo con trazos gruesos, sin entrar en detalles. Tu objetivo es que el recorrido tenga sentido. Que no haya pasos innecesarios ni cuellos de botella.
Usa FigJam, Miro o una hoja de papel, da igual. Pero dibújalo.
Diseña interacciones, no solo clics
Una interacción no es solo “pulso aquí y voy allí”. Es lo que pasa entre medio:
¿Hay una animación o feedback visual?
¿Hay una transición suave o un cambio brusco?
¿Qué siente el usuario al hacer eso? ¿Confianza? ¿Duda? ¿Satisfacción?
Si un formulario se envía sin ningún tipo de confirmación visual, el usuario no sabrá si ha hecho algo bien. Si un botón tarda en cargar pero no da feedback, parecerá que no funciona. Todo eso genera abandono.
Empieza siempre por los básicos:
Feedback inmediato: botones que cambian al hacer clic, mensajes de confirmación o error.
Estados clave: pantallas vacías (sin contenido aún), errores de conexión, resultados nulos, cargas lentas.
Pequeñas transiciones: a veces una animación sutil ayuda a que el cambio entre pantallas sea más comprensible.
Valida la interacción observando
Cuando compartas el prototipo, no expliques nada. Simplemente observa.
Si el usuario duda, frena, vuelve atrás o pregunta “¿qué hago ahora?”, hay algo que no está funcionando.
Haz preguntas solo al final. Durante el test, deja que se pierdan (si se pierden) y anota dónde y por qué. Es el mejor feedback que vas a conseguir.
Plataformas como Maze, Useberry, Lookback o incluso grabaciones con Loom o Zoom pueden ayudarte a registrar sesiones sin esfuerzo. Si vas a hacerlo en persona, una hoja de observación y el móvil grabando es más que suficiente.
Itera lo que no fluya
No te encariñes con ningún diseño. Si el flujo no funciona, rediseña.
Hazlo rápido, sin drama. Recuerda: el prototipo está para aprender, no para demostrar que ya lo tienes todo resuelto.
4. Diseño responsive: tu producto no es de escritorio
Si estás prototipando una solución digital, asume esto desde el principio: el móvil es la norma, no la excepción. Salvo que tu producto sea exclusivamente B2B para backoffice o uso técnico, es muy probable que más del 70-80 % de tus usuarios potenciales lleguen desde el móvil.
Y aún así, muchas veces seguimos diseñando primero en desktop. Error.
Móvil primero, negocio primero
Diseñar con enfoque mobile-first no es solo una decisión estética o técnica. Es una forma de obligarte a priorizar lo esencial:
¿Qué necesita ver el usuario para entender el valor?
¿Qué acción es clave para avanzar?
¿Cómo puedo facilitar que lo haga sin distracciones?
Si puedes hacer que tu solución funcione con el espacio, el tiempo y la atención limitada que da el móvil, funcionará en cualquier sitio. Si no, probablemente no funcionará.
Diseño adaptativo ≠ escalar la web
Diseño responsive no significa que todo se encoja y ya está. Significa que el contenido se reorganiza para mantener el sentido y el foco:
Los textos deben poder leerse sin hacer zoom.
Los botones deben poder pulsarse con el pulgar.
Las interacciones deben estar pensadas para scroll vertical, no clic horizontal.
El menú debe simplificarse (hamburguesa, bottom nav, etc.)
¿Qué validar en móvil desde el prototipo?
Cuando simules tu solución, no te limites a comprobar si “se ve bien”. Pregúntate:
¿La acción principal está accesible con una mano?
¿El usuario puede completar una tarea sin esfuerzo (ni con wifi)?
¿Las decisiones clave del modelo (registro, pago, conversión) funcionan en móvil?
Prototipa esas pantallas en versión móvil desde el inicio. No esperes a pasarlo a responsive después.
Herramientas útiles para prototipar y testear responsive
Figma Mirror: para ver en tiempo real tu diseño desde el móvil.
Responsively o BrowserStack: para simular diferentes tamaños de pantalla sin montar nada.
Viewports en Chrome DevTools: rápidos para validar si algo se rompe.
Test en condiciones reales: pásale el prototipo por WhatsApp o QR a alguien y obsérvalo usarlo desde su móvil.
5. Simular la IA sin tener que construirla (todavía)
La inteligencia artificial está en boca de todos. Pero eso no significa que tengas que implementarla desde el primer momento. Antes de construir, simula. Y antes de simular, valida si realmente aporta algo.
Hay muchas startups que venden "producto con IA" y lo que hay detrás, de momento, es una hoja de cálculo o una persona. Y está bien. Porque el objetivo en esta fase no es escalar, sino aprender si la IA tiene sentido para el usuario y para el negocio.
¿Qué puedes simular con IA (sin tener IA)?
Aquí van algunos ejemplos de funcionalidades que puedes representar en tu prototipo, aunque aún no tengas ningún algoritmo ni modelo entrenado:
Buscadores inteligentes: simula una búsqueda contextual con resultados predefinidos según lo que escribe el usuario.
Sistemas de recomendación: muestra contenidos/productos diferentes según perfiles ficticios.
Chatbots o asistentes virtuales: diseña conversaciones guiadas (tipo “elige tu propia aventura”) que den la sensación de que hay IA detrás.
Generadores de contenido: simula cómo se vería una imagen, descripción o informe generado automáticamente.
Análisis predictivo o scoring: muestra una “puntuación estimada” o predicción simulada según unos pocos inputs.
Todo esto se puede validar con una interfaz que responde a patrones predefinidos. El usuario cree que hay IA. Tú ves si la usa, si la entiende y si confía.
Qué deberías estar validando realmente
¿El usuario entiende qué hace la IA?
¿Sabe cómo se usa?
¿Le resulta útil o le confunde?
¿Confía en la respuesta que recibe?
¿Estaría dispuesto a pagar más por esa funcionalidad?
Porque si la IA no cambia el comportamiento del usuario, no cambia el negocio. Y si no cambia el negocio, no es prioridad.
Cómo simular IA en un prototipo
No necesitas tener IA real para empezar a validar si esa funcionalidad tiene sentido. Puedes simularla con herramientas que te permiten crear interacciones, resultados o comportamientos que “parecen inteligentes”, aunque por detrás solo haya lógica predefinida.
Aquí van algunas que me han resultado especialmente útiles:
Protopie: ideal si necesitas crear interacciones ricas, condicionales y simulaciones con entrada de datos. Puedes simular un buscador que reacciona distinto según lo que escribas, o una interfaz que muestra diferentes respuestas “generadas” por IA.
Axure RP: más avanzada, pensada para simular lógica compleja sin programar. Puedes crear puntuaciones, rankings o análisis “predictivos” sin backend, con reglas que tú defines.
Landbot: perfecta para prototipar un chatbot “inteligente” que responde según lo que el usuario dice. No hay IA detrás, pero puedes definir caminos condicionales muy detallados. Ideal para testear flujos conversacionales, asistentes virtuales o motores de recomendación básicos.
Voiceflow: más potente si estás pensando en un asistente de voz o un flujo conversacional más elaborado. Te permite diseñar y simular interfaces tipo Alexa o chatbot con ramas condicionales, memorias de usuario y respuestas generadas.
Tidio o ChatBot.com: si necesitas algo visual para montar en web y testear la percepción de un chat con IA, funcionan muy bien. Aunque están pensadas para customer support, puedes usarlas para crear flujos de conversación que aparenten IA sin desarrollarla.
Figma + variantes y componentes: incluso sin herramientas externas, puedes simular funcionalidades “inteligentes” simplemente mostrando pantallas diferentes según lo que el usuario hace o dice. Puedes duplicar componentes y simular distintos resultados según el perfil, el input o el estado del flujo.
Lo importante no es engañar al usuario, sino observar si esa funcionalidad se usa, si genera valor y si tiene sentido invertir en desarrollarla más adelante.
Y si nadie la echa en falta, enhorabuena: acabas de ahorrarte varios miles de euros en desarrollo innecesario.
No caigas en el hype. Prototipa la IA como si ya existiera, pero sin desarrollarla aún. Si el usuario no la necesita, tú tampoco. Personalmente, creo que la IA no debe verse, debe transformar el negocio desde dentro. No debería ser lo que vendes de tu producto, tu producto debería ser el mejor gracias a ella.
6. ¿Y después del prototipo, qué?
Vale, ya tienes tu prototipo. Lo has enseñado, has visto cómo lo usan (o cómo no), has hecho preguntas incómodas y has recogido insights. Ahora toca algo todavía más importante: decidir qué haces con todo esto.
Porque el objetivo de prototipar no es tener algo bonito que enseñar. Es aprender lo suficiente como para saber qué merece la pena construir y qué no.
Qué deberías haber aprendido
Después de testear tu prototipo con usuarios reales, deberías poder responder con evidencia a preguntas como:
¿La propuesta de valor se entiende sin explicarla?
¿El usuario es capaz de completar el flujo principal sin ayuda?
¿Qué partes generan fricción, confusión o rechazo?
¿Hay funcionalidades que sobran o que nadie usa?
¿Qué genera interés real? ¿Qué despierta una reacción emocional?
Si no has aprendido eso, no has prototipado lo suficiente. Vuelve atrás, itera, simplifica o reformula la hipótesis.
Qué se queda, qué se cae y qué va al MVP
Una vez tengas claro lo que has aprendido, te toca una de las tareas más difíciles: quedarte solo con lo esencial. El MVP no es una versión incompleta del producto completo. Es una versión completa de la funcionalidad mínima que valida tu modelo.
Hazte estas preguntas:
¿Qué funcionalidad es imprescindible para entregar valor?
¿Qué pantallas puedo eliminar sin que se rompa el flujo?
¿Qué partes puedo hacer manualmente o simular al principio?
¿Qué puedo dejar fuera sin comprometer la experiencia base?
Recuerda: construir cuesta dinero y tiempo. Validar, no tanto. Lo que no valides ahora, te lo cobrarán más tarde en bugs, cambios y frustración.